Vivo en el trópico y, mientras en
el norte celebran el cálido florecer de la primavera y en el sur las brisas frescas del otoño, yo
celebro que todos los árboles de mango de mi barrio, de mi cuidad y de mi país hacen
estallar los extremos de sus ramas con colgantes racimos de ese fruto de la India que una vez se
vino de polizón a América y quedó prendado de estas tierras.
Lo escojo cuidadosamente en el
camión de frutas de mi calle, por sus colores de atardecer temprano, con sus
rojos intensos cohabitando con el amarillo y el naranja. Al llegar a casa,
directo a la nevera para refrescarlo.
Lo deseo, lo saco, lo observo,
disfruto las constelaciones de su piel, lo pongo de pie y procedo a cortar con
precisión sus mejillas, chequeo la perfección de su pulpa jugosa (las
imperfecciones raras me desaniman de inmediato), hago cortes perpendiculares
como si estuviera jugando a la vieja en esa carne hecha de sol, y convierto lo
cóncavo en convexo haciendo brotar fríos cuadritos que devoro con
emocionado desorden.
Mis dedos hacen contacto directo con
los restos de pulpa que rodean la semilla, desprendo la cinta la piel restante y
entonces llevo a mi boca, con mis dos manos -en acto que me iguala a mis
ancestros más antiguos y salvajes- la fruta pendiente, que comienzo a desnudar
lentamente mientras hilos de jugo encuentran camino río abajo por mis brazos, las hebras se van quedando rebeldes en los resquicios de mis dientes y ruidos de suaves desgarramientos en miniatura acompañan el ritual.
Su combinación única de dulce y
ácido hace fiesta en mi boca, alborota mis papilas, alcanzo a incorporar
su aroma al condumio transformado en un éxtasis multi-sensorial al cual me entrego
como si en el universo entero sólo existiéramos mi mango y yo en ese instante infinito
de placer que no dejo de agradecer a la vida.
5 comentarios:
Esa deliciosa fruta es uno de mis pecados favoritos.....
Hummmmm! Así mismo es! Bello! Erótico y definitivamente consciente. Gracias PG
Hummmmm! Así mismo es! Bello! Erótico y definitivamente consciente. Gracias PG
Que rico ese relato,al leerlo mis papilas se activan!! Afortunada soy de vivir en un país donde puedo degustar este manjar que la natura nos provee. Gracias
Me encanto leer tu post acerca de la experiencia de comer un mango. Te conoci el jueves en casa de Sonia.
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