Encuentro con mi esqueleto


Mi primer encuentro con mi esqueleto completo acaba de tener lugar a través de esta imagen con reminiscencias de ataúd que me ha regalado un escáner de densidad ósea que me había estado esperando pacientemente desde hace un año.

Me veo y no me reconozco… esta soy yo, son los huesos que me sostienen día a día, los protagonistas ocultos de mi andar por el mundo, 206 piezas de un rompecabezas móvil, con sus 360 bisagras de toda índole, algunas de las cuales han comenzado a crujir y a doler tímidamente confirmando mi arribo a la segunda mitad de mi vida.

Esta soy yo, en este lienzo de grises, blancos y negros con su implacable significado de densidad ósea, con su retrato de presente y sus anuncios de futuro.

Me observo y me maravillo, y al mismo tiempo me desconcierto y me estremezco, casi como si me acabaran de presentar a mi misma en una dimensión desconocida. Paradójicamente, esta imagen de las partes más duras de mi cuerpo me retratan con una gran fragilidad… veo al fin mi columna torcida a punta de compensar durante toda mi vida una diferencia de longitud entre mis piernas, noto mi posición indefensa y resignada al escrutinio del aparato que se desplazaba a lo largo de mi cuerpo haciendo vibrar la mesa donde me encontraba acostada y sola durante los eternos 8 minutos que duró el repetido viaje del cabezal del densitómetro a lo largo de mi humanidad.

En este día de encuentro, observo a mi esqueleto mientras él me observa a mí con sus cuencas blancas, y -al poner atención- puedo escuchar un susurro sin lengua ni labios, un pedido de cuido, un “te quiero, quiéreme” que yo contesto con una seria promesa de alimentarlo con calcio y movimiento, sus más amadas golosinas.

Un profundo agradecimiento hacia mi esqueleto fiel y constituyente emerge de pronto de mi sentir… lo puedo percibir vivo desde adentro, vestido de músculos y piel, sosteniéndome, complaciendo mis deseos en este instante en que escribo estas líneas en mi PC; sé que algún día estos antropomórficos trazos blancos sobre fondo negro se convertirán en cenizas y solo quedará el  rectángulo vacío y este extraño retrato de la que también fui un día.

2 comentarios:

Maximiliano dijo...

Excelente...viajé durante tu relato y me sobé el fémur...jajaja Felicitaciones por este cuento, cuida tu columna.

Maximliano
Blog: Alunizajeapollo11

Ohme dijo...

Mi Bella!
SI!!!! es nuestro profundo ser y mas adentro el corazon del hueso.
Vivencia total, presente pasado futuro, pasamos de mineral, a animal (anima), hum mano ( ommmm q suena hummm)
Esta dentro del hueso, memoria ancestral, recuerdos q llenan y recuerdos q vacian.
Lo que trajimos y lo que vamos a dejar.
Nos llevamos solo lo q hacemos con la manos.
Acariciar, golpear, acercar, alejar, construir, destruir,etcccc.
Todo queda registrado en el mineral oseo q luego heredamos a nuestros descendientes.
grabandolo con el hummmmmm y las manos.
Tu reflexion me dio luces y mucho amor.
Gracias.

Aquí y ahora

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