No hay líneas de tiempo que cruzar, ni cálculos para llegar a tiempo a ningún lugar… el día se va construyendo a si mismo en cada minuto, en cada hora. Alterno lectura, música, copas de vino, películas, versos que nacen, líneas nutritivas para mi blog, siestas en cualquier mitad, comidas a la verdadera hora del hambre. Planes a la mínima expresión… hibernación.
Los músculos de mi cuello se hunden como algodones al tacto verificador, respiro hondo, me entrego al silencio, al descanso de cada célula y del gran Todo. Finalmente, amordazo con sádico placer las voces del “debería”, curioso: pareciera que ellas no se han enterado aun que estoy de vacaciones.
Los músculos de mi cuello se hunden como algodones al tacto verificador, respiro hondo, me entrego al silencio, al descanso de cada célula y del gran Todo. Finalmente, amordazo con sádico placer las voces del “debería”, curioso: pareciera que ellas no se han enterado aun que estoy de vacaciones.
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