La Fuerza de lo Invisible...



En este instante, vientos invisibles y fuertes chocan en violenta caricia, contra el rostro de mi edificio, contra la mirada inquieta de mi ventana, que me defiende con sus vidrios herméticos de ser envuelta y abofeteada por ese gélido fantasma del ambiente.

Escucho los aullidos de esa masa de aire enloquecida, que viene y se va, aminora y acelera en un indescifrable y caprichoso patrón... afuera, los edificios permanecen erguidos, impávidos, sabiéndose seguros en sus cimientos de cemento, pareciera –por momentos- que la calma reinara en la transparencia de la atmósfera.

Sin embargo, lo invisible embiste con furia, las palomas se refugian en la jardinera de mi ventana, los restos mortales de sus plumas, sueltas y pegadas a las maderas que las apoyan, vibran convulsionadas en una danza acoplada a silbidos fantasmales. Afuera, las sacudidas multicolores de algunas ropas en sus cuerdas, y los manotazos al cielo de las ramas de los árboles, evidencian la fuerza evidente de lo que no se ve, pero se siente, se oye, se huele...

Lo invisible que llega y se va, lo invisible que acaricia o sacude, que silba en las cornisas y se calla cuando baja por las calles…

Imagino la fuerza de tantos invisibles de nuestra Vida, con sus ciclos, sus patrones, suaves o intranquilos, en silencio o a gritos, pero siempre invisibles como este viento que hoy visita mi valle:

Es lo invisible del Amor que solo vemos cuando nos canta al oído y nos visita suavemente con sus dedos , o cuando nos bate, como el viento, contra las paredes de lo inevitable.

Lo invisible de la Angustia, vestida de desvelos en las noches mudas, en las palpitaciones inusuales de nuestro puño latiente en el pecho, en el estómago que arde como bosque en verano o en el colon que grita sus penas.

Lo invisible del Dolor con sus grillos en los pies por las mañanas, su nudo en la garganta y su lluvia en los balcones.

Lo invisible del Miedo, hecho big bang en las pupilas, transmutado en tambor detrás del tórax y en bandada de mariposas que aletean atrapadas en las cuatro paredes del abdomen.

Es la fuerza de lo invisible, una fuerza por descifrar en sus códigos secretos de nuestro historia personal y única… Es sentir y no ver, es atreverse.

4 comentarios:

Francisco Pereira dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Francisco Pereira dijo...

Vaya..., me ha gustado el tratamiento de la invisibilidad del viento, su fuerza, con nuestras sensaciones, padecimientos, alegrías. Realmente fuerzas invisibles y recónditas se mueven en nuestra mente para hacernos comprender el sentido del miedo, amor, el dolor, la angustia.

Que siga soplando el viento!! el viento vivo!. ¡Que el viento se lleve mis sentidos, mi alma, mis pensamientos, mis afectos... (segmento de un post que colgué. VIENTO VIVO)

Coincidencia en línea de pensamiento.

Anne-Marie Herrera Nälsén dijo...

Luisa Elena:
me encanta tu lenguaje que envuelve y mueve como el viento invisible. Te leo con frecuencia.
Por favor, sigue escribiendo
Besos

Anónimo dijo...

Me encantó amiga!!!!, aunque tal vez debería estar acostumbrada a tener una amiga poetisa, siempre te redescubro y me encanta esa bellísima manera de describir y de darles matices extraordinarios a nuestras cotidianidades, que tienes por don.

Gracias por compartir ese inmenso jardín interno que posees...

C.R.

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