Muerte y violencia tras la raya amarilla


“Asesinado el profesor Antonio Francés”, dibujan las letras negras olorosas a tinta recién impresa de mi periódico de hoy, bajo las mayúsculas que categorizan los sucesos con la palabra “HAMPA”. Sin leer más, esa ráfaga de 5 palabras me lleva de inmediato a recordar una magnífica presentación sobre el tema de la competitividad de las empresas venezolanas hace ya más de 10 años. Breve intercambio de presencias, leve conocimiento del uno con el otro, suficiente para saber que un tal Antonio Francés existía, y que era un profesional de primera línea que impartía clases como profesor titular en el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) en Caracas.

Muerto de un disparo en la cabeza, previa violencia torturante marcada sobre su cuerpo y luego lanzado a una calle desconcertada a las afueras de Caracas, este nuevo-no-existir-más de alguien cuyo nombre y rostro yacían mi “libreta de direcciones mental”, me lanza este domingo cualquiera al inquietante descubrimiento ¿o confirmación? de que la muerte y la violencia en mi Caracas natal, va apropiándose de nombres conocidos, en aterradora espiral que se acerca en silencio, como la bala que espera su turno en la recámara del revolver donde una ciudad juega a la ruleta rusa: es el transeúnte que “mataron aquí mismo ayer en la tarde”, es “el niño alcanzado por una bala perdida en el medio de una balacera entre bandas”, es “el Profesor Antonio Francés”, es “el sobrino de una amiga de mi hermana”, es “mi hermana y mi cuñado secuestrados inenarrables horas justo antes de entrar a una fiesta”, soy “yo misma” secuestrada durante tres horas en una tienda de electrodomésticos …

La muerte y la violencia han atravesado la “raya amarilla” de mi Vida… ¿cómo vivir entre silbidos de balas que se acercan? ¿entre rostros y nombres enmarcados en las ventanas de las esquelas funerarias del periódico? ¿entre semáforos, esquinas, noches que anidan en silencio probabilidades de ser la próxima víctima?

Invocando a la protección del azar, al disparo sin bala, al amanecer que me despierta con ánimos y algarabía para que emprenda el camino del día pleno de potencialidades, de construcciones posibles y de risas aguardando detrás de las cortinas. Sólo así…



5 comentarios:

Ana dijo...

Qué duro!

Hola en mi primera visita. Llego a tí por el perfil del blog (casi nadie tiene a Philip Glass entre favoritos) y descubro otros gustos comunes como Benedetti y poesía.

Beso de presentación.

Anónimo dijo...

Hola Ana:

Acabo de ver tu comentario en mi blog “Del aquí y el ahora! Gracias desde Caracas.

Me metí en tu blog y me encantó el enfoque, la frescura y el espectro… te felicito.

A Phillip Glass lo conozco desde hace más de 15 años, desde sus primeras composiciones minimalistas que siempre me hipnotizaban. La verdad es que muy poca gente conoce a este portento de la música contemporánea, por ello me alegró mucho encontrar a una “colega” allende el mar.

Que tengas una feliz semana
Luisa Elena

Elisa Arraiz Lucca dijo...

Querida Luisa Elena,
Siento mucho que hayas llegado hasta este punto.
Te cuento: hace exactamente 10 años le hicieron un secuestro express a mi hijo Ignacio y, desde ese momento, en el que viví las horas más amargas de mi vida, no he podido recuperar la alegría de vivir en Caracas, una ciudad que es la que llevo en el corazón. Lo peor es que han pasado 10 años y sigo con la idea de irme, de no quedarme más aquí.
Siento mucho tu malestar.
Elisa

Luisa Elena Sucre dijo...

Hola Elisa:

Gracias por tu comentario. Siento mucho la marca profunda que dejó en tí el secuestro express de tu hijo Ignacio, debe ser algo terriblemente traumático.

Yo sin embargo, con mi "aquí y ahora", alcanzo a recuperar cada día la alegría de vivir en Caracas (o simplemente, de vivir), cosa que me agradezco a mi misma y a mis dos años de terapia Gestalt.

Recibe un abrazo,

LuisaE

Francisco Pereira dijo...

Un realto realista de nuestra cotidianidad como la canción de Yordano,"...vivir en Caracas, morir en Caracas...". Pero con un atardecer arrebolado como el que hubo esta tarde, en el que las nubes encendían el esmeralda del Avila contrastando con azul del cielo, bien vale un susto. ;-)

Aquí y ahora

Aquí y ahora